abc.es: La soledad del adolescente frente a las pantallas, un fenómeno que se recrudece durante las vacaciones

Publicado por Comunicación POIM en

Con la llegada del verano, aumenta la preocupación por la soledad no deseada de niñas, niños y adolescentes, una situación que se agrava especialmente durante las vacaciones escolares. Según el informe Niños de la llave III: la vida empantallada, publicado por la ONG Educo, más de 375.000 niñas y niños de entre 6 y 13 años en España (un 10 % del total) se quedan solos en casa, con las llaves a su cargo, debido a la imposibilidad de sus familias para acompañarlos por razones económicas, laborales o por falta de red de apoyo.

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Este fenómeno, que incluye largas jornadas sin compañía adulta y sin alternativas de ocio saludable, ha dado paso a una nueva forma de soledad: la que ocurre frente a las pantallas. Así lo explica Guiomar Todó, director general adjunto de Educo, quien destaca que esta situación se intensifica en verano, cuando se multiplican las horas frente a dispositivos por la ausencia de actividades organizadas.

La investigación, basada en una encuesta a 2.316 familias con hijos e hijas de entre 6 y 13 años, revela que la edad media para recibir el primer teléfono móvil es de 9 años y 10 meses, y la de las llaves de casa es de 11 años y 1 mes. El uso del móvil, que muchas familias emplean como herramienta de control, se ha convertido en el primer símbolo de autonomía, a menudo coincidiendo con el paso de primaria a secundaria. Con 10 años, un 60 % ya dispone de móvil, cifra que sube hasta el 93 % a los 13 años, coincidiendo con una etapa clave para el desarrollo cognitivo, social y emocional.

En esta etapa, el uso de pantallas aumenta significativamente. Según Educo, en verano el 40 % de madres y padres perciben un incremento en la exposición, mientras que durante el curso, los teléfonos inteligentes se utilizan de media 2 horas y 35 minutos al día, llegando a 3 horas los fines de semana. Además del uso escolar, se emplean para ver series, jugar online o chatear, incluso hasta altas horas de la madrugada.

Uno de los hallazgos más relevantes del informe es la diferencia entre la percepción de las familias y la evidencia reportada por especialistas y entidades sociales. Solo un 36 % de padres y madres asocia el uso de pantallas con problemas de sueño, un 33 % con ansiedad o estrés, y un 43,4 % reconoce afectaciones en la atención y concentración. Solo el 35,3 % considera que incide negativamente en el rendimiento escolar.

Desde organizaciones como la Asociación Barró (Madrid) o Farrah (Gran Canaria), se alerta de las consecuencias de esta sobreexposición. Se observan alteraciones en el sueño, fatiga, irritabilidad y falta de atención. También se destaca la búsqueda voluntaria de aislamiento, incluso cuando no están solos físicamente, refugiándose en sus dispositivos. Este tipo de soledad digital puede derivar en baja autoestima, inseguridad y dificultades en los vínculos sociales.

Además, el informe recoge que un 45,9 % de las familias no considera relevante la relación entre el uso de pantallas y el acoso. No obstante, se ha identificado un solapamiento entre el acoso escolar y el ciberacoso, con una percepción de impunidad cuando la violencia ocurre tras una pantalla.

A pesar de los riesgos, niñas, niños y adolescentes identifican aspectos positivos: sienten que las redes sociales les ofrecen independencia, les permiten aprender y descubrir nuevos intereses, y refuerzan su sentido de pertenencia. Educo insiste en que es necesario acompañar este proceso, no solo desde el ámbito familiar, sino también desde centros educativos, comunidades locales y administraciones públicas.

Casi un tercio de las familias no establece límites efectivos en el uso de dispositivos. Un 20,8 % no impone restricciones y un 8,3 % no sabe cómo hacerlo. Solo el 42,9 % utiliza sistemas de control parental, y el 35,6 % establece acuerdos verbales o escritos.

Para Educo, esta situación refleja una “infra protección digital” y la falta de acompañamiento adecuado. “Estamos criando una generación en la que la autonomía llega sin apoyo”, alerta Todó, quien subraya que se está sustituyendo el juego libre con iguales por el tiempo frente a pantallas.

La organización defiende que el verano debe ser una oportunidad para garantizar el bienestar infantil a través del juego y el ocio al aire libre. Por ello, destacan el valor de los campamentos y colonias como entornos protectores que favorecen el desarrollo emocional, físico y social. “El verano es una oportunidad para reconstruir vínculos, recuperar el juego compartido y ofrecer experiencias reales de pertenencia”, afirma Todó.

Finalmente, Educo hace un llamado a las administraciones para garantizar al menos 15 días de actividades de ocio educativo gratuitas para la infancia en situación de vulnerabilidad, que incluyan al menos una comida al día. Para la organización, estas medidas son imprescindibles para garantizar el derecho al juego y a un desarrollo pleno en la infancia y adolescencia.

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