ElDiario.es: «Una juventud diversa y orgullosa convive con la LGTBifobia: “El aula es cada vez más hostil para salir del armario”»
David Armenteros, coordinador de Educación de la Federación Estatal LGTBI+ y profesor en un instituto de Segovia, comparte una experiencia reveladora sobre los estereotipos en la educación. “Cuando se enteran de que soy gay algunos alumnos me dicen: ‘¿Tú? Pero si eres profe de mates’ o ‘si vas al gimnasio’. Como no tengo pluma o no me ven como un débil, les rompes los estereotipos que aún están ahí y eso ayuda a que vean que lo que han escuchado o asumido no es así”, explica Armenteros, quien señala que aunque las nuevas generaciones son más abiertas y diversas, ciertos prejuicios persisten.
La realidad que describe Armenteros se refleja en datos y vivencias, y así lo cuentan en detallo desde ElDiario.es en esta noticia. Según un estudio de COGAM, en 2023 entre el 16% y el 26% de la población escolar se identificaba como LGTBI, un aumento significativo en comparación con la década anterior. El CIS también reporta que un 19,3% de jóvenes de entre 18 y 24 años se identifican como LGTBI+, frente al 6,8% de la población general. Estos cambios positivos coexisten con un resurgimiento de mensajes de odio, LGTBifobia y machismo.
El novelista y dramaturgo Nando J. López, que fue profesor de instituto hasta hace nueve años, observa un aumento en la visibilidad adolescente LGTBI y en el interés del profesorado por trabajar estos temas en el aula. Sin embargo, advierte sobre un creciente miedo entre el alumnado LGTBI debido al resurgimiento de agresiones. “Estamos mejor que hace diez años, pero peor que hace cinco o seis”, comenta López.
Isabel Duque, psicóloga y sexóloga destaca la mayor aceptación de la diversidad en la generación Z y las nuevas generaciones, aunque alerta sobre una crisis de la masculinidad influenciada por la “manosfera” y la cultura del “gym-bro”. “Sobre todo ellos, los chavales, andan un poco perdidos. Quieren sentir que pertenecen al grupo, y en esa búsqueda, algunos encuentran refugio en espacios con mucha misoginia y diversofobia”, señala Duque.
La respuesta a estos desafíos también viene desde los centros educativos, donde la actitud y apertura del equipo docente son cruciales. Armenteros describe cómo su centro ha creado una comisión de convivencia y un espacio seguro semanal para que el alumnado adolescente hable y comparta sus experiencias. Estas iniciativas, según Armenteros, son bien recibidas por muchas familias que valoran el abordaje de estos temas en el entorno escolar.
Sin embargo, no todos los casos son positivos. Juan Miguel Bertuchi, profesor y coordinador del Plan de Igualdad, ha enfrentado situaciones alarmantes, desde acusaciones de “propaganda gay” hasta amenazas homófobas por parte de un alumnos de solo 9 años. Estas experiencias reflejan la tensión creciente y la necesidad de continuar luchando contra los prejuicios en las aulas.
En este contexto, las buenas prácticas como la inclusión de opciones de género y pronombres en los formularios de matrícula, o la creación de espacios violeta y arcoíris en las bibliotecas escolares, son fundamentales para avanzar. “Los adolescentes realmente crecen con lo que ven, y ahora en las aulas la diversidad está mucho más visible que antes y tienen menos miedo”, concluye Armenteros. A pesar de los retos, la lucha por una educación inclusiva y diversa sigue siendo una prioridad, tanto en las aulas como en la sociedad en general.