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¿Qué opina la infancia en España?

Publicado por Comunicación POIM en

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Entre 2019 y el día de hoy, España y el mundo han tenido que hacer frente a una pandemia, y niños, niñas y adolescentes no han sido ajenos a ella. Por ello, conocer qué piensan, cuáles son sus necesidades y su conciencia sociopolítica, si están satisfechos con su nivel de participación, cuál es su visión del mundo en el que viven o su percepción sobre su propio bienestar, es fundamental. Todo esto y más en el Barómetro de Opinión de Infancia y Adolescencia 2020-21, que nos trae Ciudades Amigas de la Infancia (UNICEF España).

  • La crisis del COVID-19 ha dejado una huella en la infancia y adolescencia a muchos niveles: en sus opiniones, preocupaciones y en la forma de percibir la sociedad y participar en ella
  • “Tenemos una voz, no necesitamos que alguien hable por nosotros” (Malena, 13 años).
  • Presentamos los resultados de la nueva edición del Barómetro de Opinión de la Infancia y Adolescencia de UNICEF España

Los niños, niñas y adolescentes no se han quedado al margen de la pandemia. De hecho, su principal preocupación es la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia del COVID-19. Esta les ha hecho, además, cambiar la perspectiva sobre el sistema educativo, dar más importancia a las redes sociales e internet como fuente de bienestar, valorar más positivamente profesiones como los científicos y tener un menor nivel de bienestar y de satisfacción vital.

Esos son algunas de las conclusiones que arroja la segunda edición del Barómetro de Opinión de la Infancia y Adolescencia de UNICEF España, una herramienta para conocer las opiniones y preocupaciones sociales y políticas en niños, niñas y adolescentes. Lucía Losoviz, Responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación de UNICEF España, destaca que el Barómetro es un “informe clave para la promoción de los derechos de los niños y niñas, que sean escuchados y que sus opiniones sean tenidas en cuenta”, tanto por los líderes políticos en el ámbito local como autonómico o estatal.

En esta segunda edición del Barómetro se ha contado con la opinión de 8.648 niños, niñas y adolescentes de entre 11 y 18 años y de 109 centros educativos. Elaborado entre septiembre de 2020 y abril de 2021, la pandemia interrumpió el proceso de elaboración del informe y obligó a sus autores a adaptar su  metodología y preguntas. Francisco Rivera, uno de los autores, explica que el Barómetro es un elemento vivo que va adaptándose a nuevas realidades y cambios sociales.

En la anterior edición de 2019 era improbable que a alguien le preocupara elementos relacionados con la salud o una posible pandemia. A día de hoy, se manifiesta como el principal problema”, pone como ejemplo. En el futuro “habrá que irlo adaptando a las nuevas situaciones o ampliarlo a nuevos horizontes que no se contemplaban; por ejemplo, relacionados con el cambio climático”.

Qué preocupa a día de hoy a los niños, niñas y adolescentes

La crisis sanitaria y económica originada por la pandemia es el problema que los niños, niñas y adolescentes identifican mayoritaria y claramente como el más importante para el conjunto de la sociedad en España y para ellos mismos. Eso supone una diferencia con el barómetro anterior, de 2019, un momento en el que este puesto lo ocupaban la política y la economía.

La confianza hacia los partidos políticos, el gobierno y los sindicatos ha disminuido, y la valoración de profesiones como políticos, modelos y banqueros sigue en las últimas posiciones. Sin embargo, ha aumentado la valoración de los científicos, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y los docentes.

Otros temas que inquietan a niños, niñas y adolescentes son la violencia hacia la infancia, como los casos de abusos sexuales a niños y niñas, el acoso y ciberacoso escolar, y el hambre y la pobreza extrema en el mundo (desplazando otras preocupaciones que priorizaban en 2019, como las desigualdades de género o la violencia machista).

Participación e implicación ciudadana en tiempo de pandemia

La pandemia, incluso durante las épocas de mayores restricciones, no ha detenido la participación infantil y adolescente (aunque trasladándola en muchos casos al mundo online). Malena, de 13 años, cree que participar es importante: “Los niños y niñas merecemos ser escuchados y aportar. Tenemos una voz, no necesitamos que alguien hable por nosotros”, dice. “Vemos problemas que a lo mejor los adultos no ven”. Desde su experiencia en el Consejo de Participación de Mislata (Valencia), del que ella forma parte, dice haber “aprendido mucho, que un niño puede desde hacer una campaña hasta diseñar un parque”. Cree que se debe escuchar la voz de la infancia.

Fran, de 18 años y miembro del Grupo Asesor de UNICEF, está de acuerdo con ella. “Nosotros estamos luchando por el clima, contra la desigualdad y los derechos de odio…”, dice. “Este también es nuestro país. Nuestra opinión es necesaria también”.

Según el Barómetro, los niños y niñas se informan y hablan de temas sociales y políticos y muestran interés en el asociacionismo, especialmente en temas de protección animal y medioambiente: uno de cada tres cree que participará en una asociación de este tipo en el futuro. Sin embargo, su desconfianza hacia la política se mantiene. Fran, por ejemplo, opina que la política está muy alejada de la infancia y adolescencia, así como “de gran parte de la población”.

La pandemia no ha mejorado esa situación, ha creado una nube de malestar e incertidumbre. Creo que es así porque a los niños y niñas aún se les trata como adultos incompletos”, reflexiona.

Chicos y chicas muestran un alto grado de pertenencia a su centro educativo, donde se sienten escuchados, aunque esa sensación va disminuyendo a partir de los 13 años (coincidiendo con el paso al instituto).

Su bienestar, felicidad y apoyos durante la crisis

Algo que el barómetro deja claro es que la pandemia ha hecho disminuir la percepción de bienestar de los más jóvenes, especialmente en las niñas, los adolescentes, infancia migrante y en el grupo de bajo poder adquisitivo.

Si bien la infancia en España muestra un nivel medio-alto de satisfacción vital, la puntuación ha descendido de un 7,6 en 2019 a un 7 (sobre 10). También el bienestar emocional ha descendido ligeramente (de 3,70 a 3,47, en una escala del 1 al 5). Cifras que se unen a otras más preocupantes: el número de niños y niñas que manifestaron sentirse solos ha aumentado un 8% (un 39,4%, frente al 31% de la anterior edición) y los que sienten bastante, mucha o muchísima tristeza se han incrementado en un 10% (del 50,8% en 2019 al 61%).

Los niños y niñas que manifestaron sentirse solos han aumentado en un 8% y los que sienten bastante, mucha o muchísima tristeza, en un 10%

Se trata de indicadores que nos ponen en alerta de un aumento de problemas de salud mental en niños, niñas y adolescentes derivados de la pandemia y aspectos como las duras restricciones y la incertidumbre hacia el futuro.

Lo que más nos ha afectado ha sido el hecho de no poder ver a otras personas, ya sean amigos y familia”, opina Malena. “Es una vía de escape que tenemos, para divertirnos y despreocuparnos. Tener que estar todo el día en casa yo creo que es lo que más nos ha marcado”.

Para el 24% de los encuestados la pandemia ha empeorado su vida; no obstante, un 33% dice haber mejorado. Aquí tienen un papel importante las principales fuentes de apoyo y de felicidad para los niños, niñas y adolescentes, que siguen siendo la familia y los amigos, así como sus hobbies y aficiones. Es interesante ver que las redes sociales e Internet han adquirido un mayor protagonismo como fuente de felicidad.

Tener que dar las clases de forma online también ha hecho mella en sus relaciones sociales: con respecto a la edición de 2019 disminuye el apoyo percibido por parte de los compañeros y las compañeras de clase (un descenso de medio punto) y, sin embargo, aumenta el apoyo percibido del profesorado (con un incremento de 0,7 puntos)

Losoviz ha destacado “el esfuerzo de las familias que durante el confinamiento han apoyado a sus hijos e hijas”, algo que se nota en el porcentaje de encuestados que dicen haber afianzado las relaciones durante la pandemia: un 32% ha experimentado una mejora en las relaciones familiares y un 40%, en las relaciones con sus amistades.

Diferencias socioeconómicas

Si hay algo que el barómetro evidencia es que las diferencias socioeconómicas y el lugar de nacimiento influye en todos los contextos de desarrollo para los niños y niñas. El impacto por la COVID-19 ha afectado más a los segmentos poblacionales más vulnerables: algunas consecuencias de la pandemia como la pérdida de empleo de los padres o madres son más habituales en los niños y niñas de familias con capacidad adquisitiva baja (aproximadamente el doble) y en los chicos y las chicas nacidos fuera de España (con un 15% de mayor incidencia).

La infancia y adolescencia de nivel adquisitivo bajo y nacida fuera de España percibe menos apoyo familiar, de las amistades y del barrio frente a quienes tienen un nivel adquisitivo alto.

Finalmente, los chicos y las chicas de familias con nivel adquisitivo bajo que han informado de una mejora en sus relaciones familiares y de amistades por la COVID-19 son claramente inferiores (un 25% en el caso de las relaciones familiares y un 35% con las amistades) que los chicos y las chicas de nivel adquisitivo alto (con un porcentaje cercano al 35% y 42,9% respectivamente).

Recomendaciones de UNICEF España

  • Priorizar el enfoque de equidad en las actuaciones encaminadas a la reconstrucción social y económica tras la pandemia.
  • Establecer mecanismos que permitan incorporar en las políticas públicas estos resultados de procesos de consultas a niños, niñas y adolescentes, y conseguir así políticas eficaces de acuerdo con las necesidades de la infancia y la adolescencia.
  • Dar continuidad y ampliar este tipo de consulta de forma periódica y sostenida, ampliando tanto la muestra (por edad, representación territorial y teniendo en cuenta la diversidad) como los temas.
  • Atener a las preocupaciones mostradas por los niños, niñas y adolescentes, para poder dar respuesta teniendo en cuenta los niveles de vulnerabilidad.
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